Castroni siempre ha sido sinónimo de calidad y orgullo familiar. La empresa fue fundada en via Cola di Rienzo, donde el fundador Umberto en 1932 abre un pequeño taller de 90 metros cuadrados, que en muy poco tiempo ve triplicar sus dimensiones. Desde entonces, esa pequeña empresa se ha convertido en un verdadero templo de la gastronomía italiana e internacional, donde puedes encontrar muchas especialidades de la más alta calidad, de todo el mundo. Cruzar la puerta de este famoso punto de venta significa, de hecho, adentrarse en los sabores y sabores de los cinco continentes: 6.000 productos enogastronómicos ofrecidos, cada uno con su propia historia y sabor, cuidadosamente seleccionados por una familia eso, durante 4 generaciones, ayuda a escribir una página importante de la historia de Roma. Entre esos estantes llenos de historia, puedes encontrar especialidades argentinas, brasileñas, mexicanas, indias, japonesas y egipcias: desde té inglés hasta sal verde de Hawai y sal negra de Chipre; desde especias indonesias hasta mermeladas y dulces locales; desde pasta hasta arroz y productos sin gluten. El orgullo de la tienda es obviamente el café, que se degusta en el bar interior junto con la repostería de producción propia. “Todo lo bueno del mundo pasa por nuestras ventanas”, afirma con fuerza Roberto Castroni, un hombre fuerte y decidido que a lo largo de los años ha logrado escalar la cima del éxito, creando una importante red de contactos internacionales, sin perder nunca de vista el propia identidad romana.
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19por Roberta Imbimbo
