“Gracias a su alto grado de especialización, pero sobre todo a su capacidad para dominar las distintas ramas del Derecho italiano que se entrecruzan con las cuestiones fiscales y que a menudo requieren un articulado análisis interdisciplinar, la figura del abogado fiscal está adquiriendo un papel cada vez más estratégico frente al de otras categorías profesionales”, afirma en esta larga entrevista el abogado Antonino Zarcone, del bufete Zarcone de Palermo, altamente especializado en Derecho Fiscal, Penal Tributario, Societario y Civil.

por Roberta Imbimbo

 

Abogado Zarcone, ¿podría resumir las funciones del abogado fiscalista, distinguiéndolas claramente de las de otras categorías profesionales?

El abogado fiscal es, ante todo, un doctor en Derecho y, por tanto, un profesional del Derecho inscrito en el Colegio de Abogados. La peculiaridad de esta importante figura profesional es, por tanto, su especialización en materias jurídicas de relevancia fiscal, lograda tras la realización de un curso específico de especialización en la materia, a saber, el Derecho tributario, consistente en aquel complejo de normas que regulan la imposición y recaudación de tributos y tasas. Se trata de una materia muy articulada y compleja, en constante evolución (lo que exige, por tanto, una actualización constante de las novedades legislativas o fiscales por parte de la Agenzia delle Entrate), que en los últimos años ha visto surgir una serie de cuestiones de naturaleza más puramente jurídica. El abogado fiscal defiende a particulares o empresas y su papel se convierte en estratégico en procedimientos concursales, en acuerdos preventivos o en procedimientos de resolución de crisis de sobreendeudamiento. O incluso en el caso de delitos fiscales penales, en los que el cliente necesita estar bien asistido tanto en la fase embrionaria del asunto (la de los reparos de la Guardia di Finanza y las medidas cautelares aplicadas por el Ministerio Fiscal) como en el juicio penal (hay que destacar que en el último periodo se ha producido un endurecimiento del régimen sancionador en los casos caracterizados por una mayor peligrosidad e insidia para los intereses de la Hacienda Pública).  Un sólido conocimiento de la materia y de la jurisprudencia de legitimación y de mérito, por tanto, permite al abogado fiscalista asistir a particulares y empresas en sus relaciones con la Hacienda Pública tanto en el ámbito extrajudicial, donde es imprescindible un asesoramiento cualificado en materia de infracciones tributarias y conexas, como en el contencioso tributario ante los Tribunales Fiscales de I y II grado.

En la actualidad, el abogado fiscalista también desempeña un papel importante en la gestión de los perfiles fiscales de las negociaciones a la hora de resolver acuerdos privados. ¿Qué puede decirnos al respecto?

En estos casos jurídicos concretos, la importante labor del abogado tributario es determinar los presupuestos económicos de la tributación (el objeto económico del derecho tributario no se refiere al pago en dinero de los tributos, sino a su conmensuración a entidades económicamente evaluables, con todas las consecuencias en cuanto a su diferente determinabilidad) y asesorar en todas aquellas vías de negociación encaminadas a la obtención de un ahorro fiscal, previendo al mismo tiempo las consecuencias jurídicas de la elección de una tributación más conveniente. Sus conocimientos jurídico-legales le permiten también iniciar fructíferas interlocuciones con las oficinas financieras, tanto para conocer su orientación como para redeterminar, en repreguntas con la propia Oficina, las pretensiones ya en fase pre-judicial. Por último, cuando el contrainterrogatorio entre la Oficina y el contribuyente no ha conducido a ninguna redeterminación consensuada de la pretensión de la Administración Tributaria y, por tanto, del impuesto, el abogado está llamado a garantizar la posición de su cliente con lo que desgraciadamente es un recurso ineludible, el juicio ante los Tribunales Tributarios. En conclusión, es innegable que la figura del abogado tributario tiene varios puntos de contacto con profesiones afines, pero es igualmente evidente que se trata de un profesional con una preparación y un papel diferente. El abogado tributario es un profesional extremadamente competente en materia tributaria y fiscal, con una formación jurídica tanto en el ámbito extrajudicial como judicial, que se utiliza en las fases endoprocesales y especialmente en los litigios tributarios donde el abogado tributario es el llamado en última instancia a proteger los intereses de su cliente.

 

 

Para más información (https://studiolegalezarcone.it)

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