En la zona de los Campos Flegreos, el bradiseísmo ha mostrado signos de intensificación en los dos últimos años, ya que el levantamiento del terreno, debido a las variaciones de la presión magmática hidrotermal en el subsuelo, ha ido acompañado de un aumento gradual de la actividad sísmica, tanto en el número de terremotos como en su magnitud. En 2023, los eventos más fuertes se produjeron el 27 de septiembre y el 2 de octubre y tuvieron magnitudes de 4,2 y 4,0 respectivamente; mientras que en 2024, el evento de mayor magnitud se registró el 20 de mayo con una magnitud de 4,4. Pero, ¿cuál es la situación actual? ¿Qué fase estamos viviendo? Para responder a estas preguntas, entrevistamos al Dr. Pierluigi Musto, geólogo y autor de numerosos artículos sobre el tema.
por Roberta Imbimbo
Dr. Musto, el bradiseísmo en los Campos Flegreos es un fenómeno que siempre ha suscitado gran interés en el mundo científico, con el fin de comprender mejor los procesos volcánicos y prevenir los riesgos relacionados con posibles erupciones o terremotos. ¿En qué fase nos encontramos actualmente en lo que se refiere al ritmo de levantamiento del terreno y, por consiguiente, a la frecuencia/intensidad sísmica?
La sismicidad en los Campos Flegreos está influenciada por la velocidad de levantamiento del terreno: a mayor velocidad, mayor sismicidad, siempre teniendo en cuenta que la intensidad máxima esperada en la zona está estimada por los expertos en torno a 5 de magnitud. Hay que decir que el Prof. De Natale -Director de Investigación del Observatorio del Vesubio, sede del INGV en Nápoles- ya publicó un artículo en 2017 (junto a otros) en el que afirmaba que, a medida que el levantamiento máximo se acercara y superara la crisis de los años 80, tendríamos un aumento de la sismicidad, tanto en frecuencia como en magnitud. Hoy estamos unas decenas de cm por encima de este nivel. La situación actual (a 8 de diciembre de 2024) nos indica que el ritmo medio de levantamiento desde agosto es de 10 mm/mes con una energía sísmica liberada bastante baja en comparación incluso con el pasado reciente. Sin embargo, el 6 de diciembre de 2024 se registró un evento sísmico significativo de Md 3,4 dentro de una secuencia discreta de eventos menos energéticos. Interrumpió un periodo de ausencia de terremotos de magnitud >3 (el último se registró a finales de agosto de 2024). Durante los periodos de mayor intensidad sísmica, la tasa media de levantamiento fue mayor: en mayo de 2024 en 20 mm/mes, entre septiembre y octubre de 2023 en 15 mm/mes (con un pico de 10 mm en sólo tres días, entre el 21 y el 23 de septiembre). Por tanto, podemos afirmar que mientras el suelo siga elevándose, tendremos sismicidad. No obstante, hay que insistir en que no es posible predecir los terremotos, ni siquiera la forma en que se libera la energía (terremotos aislados, secuencias sísmicas). La caldera flemática es un sistema complejo y los fenómenos que se producen en su interior no tienen una tendencia lineal.
¿Puede hacernos una breve comparación con la crisis bradisísmica de los años ochenta?
Las dos crisis tienen características diferentes: en 1982-84 el ritmo de elevación del terreno fue mucho mayor. En aquella época teníamos valores cercanos y a veces superiores a 10 cm/mes, y en dos años en total el suelo se elevó unos 1,80 metros; en esta crisis estamos teniendo un ritmo de elevación mucho menor. Baste señalar que desde noviembre de 2005 hasta hoy el suelo se ha elevado unos 135 cm en la zona de máxima deformación, en Rione Terra. Sin embargo, es necesario recordar que desde 1985 hasta 2005, inicio de los actuales «disturbios», el suelo había descendido unos 95 cm. En la crisis precedente, tras un período inicial de sismicidad moderada, se produjo un aumento significativo a partir del 4 de septiembre de 1983 y aún más a partir del 4 de octubre de 1983, cuando se produjo un evento de magnitud en torno a 4,0 – 4,2 (el más enérgico de aquellos años). El 1 de abril de 1984 se produjo un importante enjambre sísmico con unos 500 eventos en cuatro horas. Este fenómeno no ha vuelto a repetirse.
¿A qué profundidad se encuentra ahora la cámara magmática? El director del Observatorio del Vesubio, Mauro Antonio Di Vito, habló hace unos días de un ascenso del magma desde los 8 km anteriores hasta su profundidad actual de 6 km. ¿Está confirmado? En caso afirmativo, ¿qué significa esto en términos prácticos? ¿Es plausible pensar que pronto habrá aperturas para que suba el magma?
Se han realizado varios estudios especializados con diferentes métodos sobre la situación del subsuelo de Flegrea y su evolución. Todos coinciden en que actualmente existe una cámara magmática bastante extensa a unos 8 km de profundidad. No puede ser responsable del empuje que genera la deformación del terreno, la fuente de este fenómeno se sitúa más arriba, entre 3 y 4 km y tendría una extensión limitada (se hace referencia principalmente al modelo de Mogi – 1958). Esto se desprende de la propia deformación, que es máxima en la zona del Rione Terra y tiende a disminuir rápidamente lateralmente hasta hacerse casi nula en los límites de la caldera. El profesor Roberto Scandone, en un reciente discurso con motivo de las celebraciones del 25 aniversario de la creación del INGV, denominó a esta deformación «cúpula resurgente»: es una definición que me gusta especialmente. Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre cuál es el origen de esta fuente: algunos dicen que se trata de gas que ha ascendido a tanta profundidad y que procede de la cámara magmática, otros afirman que hay pequeñas porciones de magma que han ascendido desde abajo y son capaces de determinar directamente la deformación. Una tercera hipótesis apunta a «un término medio» entre las dos primeras. Las distintas hipótesis se formulan mediante diversos métodos de investigación indirecta que, por su naturaleza, nunca proporcionan datos seguros. El hecho de que haya hipótesis contradictorias no debe sorprender, ya que los diversos métodos aplicados no siempre convergen en un modelo único, todo lo cual es un punto de partida para seguir estudiando e investigando, que es la «sal de la ciencia» siempre que se apoye en datos obtenidos según el método científico.
¿Disponemos ahora de instrumentos de última generación para predecir con suficiente antelación una posible erupción volcánica inminente?
El Observatorio del Vesubio (sede del INGV en Nápoles) vigila la zona de la Flegrea los 365 días del año, las 24 horas del día, con instrumentos de última generación y personal altamente especializado. Se trata de una vigilancia «multiparamétrica» que no sólo detecta la sismicidad y la deformación del terreno, sino también otros parámetros como la geoquímica, la gravimetría, etc. Esto permite vigilar eficazmente el territorio. Me gustaría destacar cómo el sistema de vigilancia ha avanzado mucho desde la crisis de los años ochenta, y se está implantando aún más. En los años ochenta, los sismógrafos no eran digitales, el análisis de la deformación del terreno no se realizaba vía satélite, y varios otros instrumentos no disponían de la tecnología actual.
¿Cuáles podrían ser los signos anticipatorios de una erupción?
Los investigadores estudian lo que ya ha ocurrido en otras partes del mundo; en la zona de Flegrea tenemos el único ejemplo de una erupción que se produjo en tiempos históricos y que, por tanto, también está avalada por las crónicas de la época (Monte Nuovo 1538). Los estudios se llevan a cabo continuamente en diversos campos de investigación también a través de la comparación constante. Por ejemplo, se puede observar la tendencia de la deformación a lo largo del tiempo: ha adoptado una forma casi constante desde la crisis de los años ochenta (máxima cerca del Rione Terra y gradualmente decreciente lejos de su centro). Esto sugiere la estacionariedad de la fuente; si se desarrollara una asimetría, con un aumento significativo de la velocidad, indicaría un movimiento importante desde abajo. Se hace referencia a la sismicidad que aumentaría significativamente al proporcionar otros parámetros de naturaleza especializada. Es esencial subrayar que estos y otros elementos sólo pueden ser evaluados por el personal altamente especializado de los institutos de investigación implicados en el seguimiento, los únicos capaces de disponer de todos los parámetros necesarios para una predicción tan delicada. También me gustaría subrayar que investigadores internacionales participan en diversas capacidades en el estudio de toda la zona volcánica napolitana. En Nápoles, en mayo de 2023, se celebró una conferencia muy interesante a la que tuve el honor de asistir (como auditor).
En caso de erupción de los Campos Flegreos, ¿qué ocurriría en Pozzuoli, Nápoles y todos los distritos comprendidos en la zona roja? ¿Cree que la población está suficientemente informada sobre las pautas a adoptar en caso de peligro inminente?
Una posible erupción volcánica produciría presumiblemente otro cráter volcánico en el interior de la caldera flemática. ¿Dónde? ¡Es imposible saberlo! ¿De qué magnitud sería la erupción? Los expertos descartan que pueda compararse a las erupciones de la Ignimbrita de Campania y de la Toba Amarilla Napolitana. La hipótesis más probable es que el evento sea de magnitud media a pequeña, aunque se supone que será de naturaleza explosiva con expulsión de material piroclástico a la atmósfera (también con posible erupción pliniana o subpliniana). Con la inevitable lluvia radiactiva, podría generarse una «nube piroclástica» de alta temperatura y alta velocidad que destruiría todo lo que encontrara a su paso; su trayectoria es totalmente impredecible. Tal escenario sugeriría la necesidad de evacuar toda la caldera de Flegre y varias zonas de su borde, de acuerdo con el plan de evacuación de Protección Civil. La ciudad de Nápoles quedaría expuesta a la lluvia de cenizas. Actualmente, no hay pruebas que indiquen un peligro inminente de erupción volcánica. Desde 2012, el estado de «inquietud» se ha «oficializado» elevando el nivel de alerta por fenómenos volcánicos: de verde (tranquilidad) a amarillo (atención). Cualquier empeoramiento del estado del volcán induciría a los organismos competentes a elevar el nivel de alerta a naranja (prealarma) ante una posible evacuación (rojo). La peligrosidad de los eventos sísmicos es diferente: se ha calculado que el evento de mayor energía podría alcanzar una magnitud de aproximadamente 5 (evento máximo teórico). El territorio ya está expuesto a terremotos de magnitud > 3, lo que determina la necesidad de un plan de prevención adecuado tanto para los edificios como para el comportamiento de la población.
La concienciación sobre el tema empieza por los más jóvenes y arranca ya desde las escuelas.
Hace varios años, la Protección Civil y el INGV promovieron una campaña de información en las escuelas dirigida a profesores y alumnos sobre el tema de la prevención en la zona volcánica napolitana (Proyecto «Yo no me arriesgo»). Este proyecto está dirigido a toda la población y puede consultarse en la página web https://iononrischio.protezionecivile.it/it/. Recientemente, con motivo del 44º aniversario del terremoto de Irpinia, la Orden de Geólogos de la Región de Campania promovió el evento «Il Geologo nelle Scuole» (El geólogo en las escuelas) en el que un geólogo (interno o externo a la institución escolar participante) ilustraba los peligros de los fenómenos naturales potencialmente catastróficos. Las iniciativas educativas sobre los aspectos geológicos de los Campos Flegreos se promueven a menudo en varias escuelas de la zona de Flegrea, y a menudo participo en ellas, como en el Instituto Integral en el que enseño (I.C. Madonna Assunta di Bagnoli).
¿Posibles escenarios futuros?
Ante todo, es fundamental que la investigación siga adelante, que el progreso tecnológico continúe apoyando los instrumentos utilizados para la vigilancia, que los organismos competentes sigan mejorando en sus funciones y, permítanme, que el mundo de la juventud pueda apasionarse por el conocimiento en este campo científico, proporcionando nuevos impulsos al saber y al hacer en la vulcanología napolitana.
