En el panorama de la arquitectura contemporánea, el estudio Vittorio & Associati representa un ejemplo de innovación e investigación constantes. Fundado en Udine en 1996 por los hermanos Vittorio, dos jóvenes arquitectos deseosos de continuar la actividad iniciada en los años sesenta por su padre Alessandro, esta excelencia totalmente italiana, que opera principalmente en el norte de Italia, destaca por su capacidad para dar forma a proyectos arquitectónicos que a menudo se anticipan a las necesidades y deseos de una sociedad en rápida evolución. Proyectos innovadores que saben combinar funcionalidad, sostenibilidad y estética.

por Roberta Imbimbo

Arch. Pietro Vittorio, ¿cuál es la actividad principal del Estudio?
Fundado en 1996 con el objetivo de convertirse en un importante punto de referencia en el campo de la arquitectura para obras públicas, el estudio se encontró enseguida ante retos muy ambiciosos. Gracias a una visión estratégica y a un enfoque innovador orientado a la sostenibilidad y la funcionalidad, hemos centrado nuestra actividad en el diseño (integrado y consciente) y la realización (a 360 grados) de espacios y estructuras destinados a la comunidad, verdaderas obras arquitectónicas extremadamente funcionales y tecnológicamente avanzadas.

¿En qué tipo de mercado opera actualmente? ¿Qué peculiaridades le distinguen de sus competidores?
En un mercado muy competitivo, variado y complejo, nuestro reto más ambicioso ha sido diseñar y crear soluciones innovadoras capaces de fusionar funcionalidad, estética y sostenibilidad, y de reflejar el carácter y la cultura locales, integrándose en el contexto urbano y realzando la identidad de la zona. A lo largo de todos estos años, nuestro principal punto fuerte ha sido, sin duda, nuestra voluntad de «diferenciarnos» dentro de un mercado que, con demasiada frecuencia, mide la oferta económica como única vara de medir. Con el objetivo de crecer significativamente y aumentar su presencia en el territorio, en 2017, tras una actualización de la estructura societaria, la firma decidió centrar su actividad exclusivamente en el diseño y construcción de instalaciones deportivas. La decisión de especializarse en un sector tan específico resultó estratégica, permitiéndonos desarrollar una experiencia altamente especializada, gracias a la cual hemos aprendido a leer e interpretar las necesidades específicas de los distintos grupos de interés, desde las administraciones públicas hasta los clubes deportivos, garantizando la creación de instalaciones que han sido acogidas con gran interés por el mundo del deporte. Otro elemento distintivo de alto valor añadido y competitividad es la capacidad de ofrecer un asesoramiento rigurosamente cualificado y personalizado, adaptado a las necesidades de cada cliente. Cada proyecto es tratado con el máximo cuidado y competencia por un equipo de profesionales que trabajan en sinergia para garantizar soluciones a medida, implicando al cliente desde el principio, tratando de comprender sus objetivos y desarrollarlos lo mejor posible.

¿Puede darnos algunos ejemplos de proyectos realizados por la empresa?
Entre nuestros proyectos más importantes, me gustaría mencionar la reciente remodelación del Palasport de Trento, una moderna estructura dedicada a una amplia gama de actividades deportivas, con especial atención al baloncesto, el voleibol y los grandes eventos en pista cubierta; y la renovación del histórico Estadio Grezar de Trieste, la única instalación de atletismo de ocho pistas de Friuli. Las instalaciones se diseñaron con materiales innovadores, con el objetivo de minimizar el impacto medioambiental. El elemento que más nos ha distinguido siempre es que hemos sabido transformar nuestra gran pasión por el deporte en nuestra profesión. Una pasión que ha alimentado y dado forma a nuestra trayectoria profesional, llevándonos a especializarnos en el diseño de instalaciones deportivas, con el objetivo de crear estructuras que no sólo sean funcionales, sino también capaces de transmitir el entusiasmo, la vitalidad y la energía que aporta el deporte.

La transición ecológica es un tema crucial en el mundo de la arquitectura. ¿Cómo integra los principios de sostenibilidad en sus proyectos?
En el contexto de las obras públicas, es sumamente importante cumplir la normativa vigente, incluido el Código de Contratos Públicos, que regula los contratos de obras públicas. Un aspecto clave de esta normativa es la inclusión del código DNSH (Do No Significant Harm), una cláusula que exige que los proyectos financiados con fondos públicos no causen daños significativos a los objetivos medioambientales y sociales definidos en la legislación europea. En otras palabras, la inclusión del código DNSH en la normativa de contratos públicos implica que ningún proyecto financiado con fondos europeos, nacionales o regionales debe afectar negativamente al medio ambiente, la biodiversidad, la salud y el bienestar de las personas. Esto incluye, por ejemplo, la adopción de prácticas de construcción y diseño que reduzcan las emisiones de carbono, fomenten la eficiencia energética, preserven los recursos naturales y protejan la calidad del aire y del agua. Este principio, introducido inicialmente por los fondos PNRR, nos fascinó de inmediato porque está lejos de ser una imposición reglamentaria o una certificación que hay que obtener; aporta nuevos parámetros sobre los que razonar para obtener edificios más eficaces, más resilientes y más capaces de adaptarse a los cambios climáticos que se están produciendo. Por ello, la empresa se compromete a que cada proyecto cumpla los requisitos mínimos impuestos por el código DNSH, para responder de forma concreta e innovadora a los retos medioambientales de nuestro tiempo.

¿Cómo equilibrar correctamente diseño innovador, funcionalidad y sostenibilidad?
En el mundo del diseño arquitectónico, especialmente en el ámbito de las instalaciones deportivas, equilibrar diseño innovador, funcionalidad y sostenibilidad es un reto constante; compaginar los tres es muy difícil y no siempre es posible. Creemos que la funcionalidad debe seguir siendo el principio predominante que hay que respetar, ya que cada instalación debe satisfacer necesidades concretas y prácticas, garantizando la eficacia, la accesibilidad y la comodidad.
¿Qué estrategias arquitectónicas pueden reducir el impacto medioambiental de los edificios?
Creo que, más que los materiales y el buen diseño, son las elecciones iniciales las que deciden el destino de un edificio a lo largo del tiempo. Un análisis minucioso de las necesidades del cliente, el contexto y los recursos disponibles, combinado con una visión clara de los objetivos finales, permite dirigir eficazmente cada fase de la obra, desde el diseño inicial hasta la realización final. Un proyecto bien concebido desde el principio está destinado a seguir siendo funcional y eficaz, fácilmente mantenible, conteniendo el consumo y respondiendo a las necesidades concretas de los usuarios.

¿Qué proyectos realizados recientemente inspiran su visión de la transición ecológica?
En Lozzo di Cadore, en la provincia de Belluno, hemos realizado recientemente un proyecto que nos entusiasmó por su armoniosa integración con el paisaje circundante. El nuevo edificio, que es un ejemplo de cómo la arquitectura puede mezclar tradición e innovación, se inspira de hecho en el Tabià, un típico edificio rural de montaña en los Dolomitas, una construcción que representa el patrimonio cultural y la identidad histórica de estas tierras. Esta referencia a la tradición es un aspecto distintivo de la nueva construcción, que se integra así armoniosamente en el paisaje de montaña, respetando la memoria histórica y convirtiéndose en un símbolo de la identidad local.
Los materiales tradicionales se utilizan y replantean a la luz de las necesidades modernas, pero sin perder su identidad y encanto: madera, piedra, chapa. Los espacios interiores se reorganizan de forma más funcional y moderna.

¿Qué cualidades considera esenciales para un arquitecto del futuro?
Las cualidades fundamentales para un arquitecto del futuro son muchas y van más allá de la pura competencia técnica. De hecho, en los últimos 25 años, la figura del arquitecto ha experimentado un cambio radical, adaptándose a los retos de un mundo en constante evolución. Si en el pasado el arquitecto era visto sobre todo como un artista, un creador de formas y estructuras que reflejaban la belleza estética, hoy se ha convertido en un técnico altamente especializado, un experto capaz de responder a las necesidades de un contexto en constante evolución. Los que no se han dado cuenta de esta evolución se han quedado inevitablemente atrás, incapaces de responder a los retos que el mercado y la sociedad exigen. Hoy ya no podemos hablar de los arquitectos como figuras omniscientes, poseedoras de un conocimiento total en todos los campos de la disciplina. La realidad es que la arquitectura se ha convertido en una profesión cada vez más fragmentada, que requiere competencias muy específicas en distintos campos. El arquitecto del futuro también debe aprender a ser su propio empresario, un líder capaz de gestionar su negocio de forma eficaz e inteligente; también debe convertirse en un estratega capaz de pensar empresarialmente, con una visión clara de cómo gestionar su negocio y hacerlo crecer con el tiempo. Sin embargo, la transición de arquitecto «artista» a arquitecto «empresario» exige un profundo cambio de mentalidad. Sólo así podrá el arquitecto hacer frente a los retos modernos y prosperar en un panorama en constante cambio.

¿También participa en la formación de jóvenes arquitectos? ¿De dónde le viene esta pasión?
Sí, me dedico con entusiasmo a la formación de jóvenes arquitectos, consciente de que el futuro de la profesión depende de la capacidad de transmitir no sólo conocimientos técnicos, sino también valores, pasión y capacidad empresarial. Mi pasión por la formación ha ido creciendo con los años, madurando a partir de la experiencia directa sobre el terreno y de la constatación de que la arquitectura, como cualquier otra disciplina, no es estática, sino que evoluciona constantemente. Creo que el joven arquitecto de hoy debe estar preparado para un mundo en rápida evolución, en el que, además de diseñar, resulta esencial ser un emprendedor propio y ser capaz de adaptarse a los nuevos retos tecnológicos, sociales y medioambientales. Mi pasión por la educación nace de mi convicción de que la arquitectura no es sólo una profesión, sino una verdadera misión, que implica un compromiso constante con la mejora de las ciudades, los espacios y la calidad de vida de las personas. Compartir esta visión con los jóvenes es una oportunidad que considero fundamental. No se trata sólo de transmitir nociones, sino de inspirar, estimular la curiosidad y fomentar el pensamiento crítico e innovador. Personalmente, creo que una de las cosas más gratificantes es ver cómo los jóvenes arquitectos crecen, toman conciencia de sus capacidades y empiezan a diseñar con la mirada puesta en el futuro, en la innovación, pero también en la responsabilidad social y ética que todo diseñador debe tener. Además, la confrontación con las nuevas generaciones es para mí una oportunidad de actualización continua. Los jóvenes aportan frescura, entusiasmo y una visión diferente, a menudo más tecnológica y menos ligada a las tradiciones, lo cual es igualmente importante. Este intercambio mutuo les enriquece tanto como a mí, creando un entorno de crecimiento y estímulo continuos.

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