En una Italia marcada por décadas de desindustrialización, muchas áreas productivas —que en otro tiempo fueron el corazón palpitante de la economía nacional— hoy se presentan como espacios abandonados: naves vacías, proyectos interrumpidos, potencialidades no aprovechadas. Para invertir esta tendencia, una solución concreta es la asociación público-privada (APP), un modelo operativo basado en una colaboración estructurada entre el Estado y la empresa. No se trata de una simple financiación pública, sino de una verdadera sinergia: el sector público planifica, simplifica y apoya; el sector privado aporta visión, competencias y capacidad de ejecución.

“La sinergia funciona sobre todo cuando una actividad privada —por dificultades del mercado, crisis empresarial o problemas estructurales— desaparece, dejando una herida abierta en el territorio. En estos casos, la intervención pública puede representar la palanca para la reactivación, siempre que esté guiada por una visión coherente y objetivos compartidos”, afirma con énfasis el jurista laboral Nino Carmine Cafasso.

Pero el valor de la APP va mucho más allá de la rehabilitación de un solo sitio productivo. A menudo, estos proyectos implican una regeneración más amplia: formación de trabajadores, servicios para los empleados, renovación urbana y colaboración con escuelas y universidades. El resultado es una economía que vuelve a moverse y un territorio que vuelve a encenderse.

Es el caso del proyecto de reconversión de la antigua planta de Via Argine en Nápoles, que transformará un sitio industrial abandonado en una moderna instalación de producción, permitiendo la reinserción de cientos de trabajadores gracias a programas de recualificación y actualización profesional.

“Para que realmente funcione,” continúa Cafasso, “esta herramienta requiere condiciones claras: transparencia en la definición de los roles, normas seguras, plazos compatibles con las necesidades empresariales y, sobre todo, un compromiso político constante. Cuando estos elementos se alinean, el resultado es virtuoso: empleo estable, atracción de inversiones, cadenas productivas reactivadas y territorios que vuelven a ser competitivos.”

En un país que ha visto demasiados fracasos empresariales transformarse en desiertos productivos, la asociación público-privada representa una respuesta posible y replicable. No es una fórmula mágica, pero sin duda es un camino que debe recorrerse con determinación.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here