En una época en la que la inteligencia artificial promete revolucionar todos los sectores —desde la sanidad hasta la industria, desde el marketing hasta la consultoría— el mayor riesgo no es la automatización, sino la ilusión de poder sustituir la competencia por la tecnología. En realidad, sin una cultura adecuada para interpretar los algoritmos, sin un enfoque crítico y sin un apoyo profesional cualificado, incluso las herramientas más innovadoras pierden eficacia.
Nunzio Vernazzani, socio fundador de COMED S.r.l., una empresa napolitana con más de 30 años de experiencia en la prestación de soluciones de gestión y servicios de consultoría avanzados para pymes, lo sabe bien. En esta entrevista, el fundador de esta excelencia italiana explica cómo la IA puede realmente mejorar los procesos de toma de decisiones, siempre que se ponga en las manos adecuadas.
por Roberta Imbimbo
Dr. Vernazzani, hoy se habla de inteligencia artificial en todas partes. ¿Qué papel desempeña la IA en su sector?
La IA está irrumpiendo con fuerza también en el mundo de la consultoría empresarial y de gestión. Nosotros la utilizamos para mejorar el análisis de datos, anticipar tendencias, simplificar procesos complejos y apoyar las decisiones estratégicas. Pero cuidado: no estamos hablando de una “máquina mágica” que resuelve los problemas por sí sola. La IA es una herramienta extraordinariamente poderosa, pero debe ser guiada por personas competentes —por quienes saben qué pedirle, cómo interpretar sus resultados y, sobre todo, cómo integrarla en una visión empresarial coherente.
La verdadera innovación nunca es solo técnica, es ante todo cultural. Por eso, la adopción de la IA requiere un cambio de paradigma: no basta con introducir un nuevo software, hay que cambiar la mentalidad, invertir en formación y desarrollar una nueva capacidad de lectura crítica del dato. Solo así la IA puede convertirse en un verdadero valor añadido para las empresas, y no en una moda pasajera.
Entonces, ¿el riesgo es pensar que basta con adoptar un software inteligente para innovar la empresa?
Exactamente. Uno de los errores más comunes es creer que “tecnología” significa automáticamente “solución”. Pero si quien la utiliza no tiene una sólida cultura digital, no sabe interpretar un algoritmo o leer una correlación estadística, ese software servirá de poco. Es como poner un Ferrari en manos de alguien que nunca ha tenido carnet de conducir.
Nuestro papel, como consultores, es precisamente ese: acompañar a las empresas, guiarlas no solo en la adopción de las herramientas adecuadas, sino sobre todo en la comprensión y el uso consciente de esas tecnologías, para transformarlas en procesos inteligentes, eficaces y sostenibles.
COMED se presenta como socio tecnológico y de consultoría. ¿Cómo se concilian estos dos roles?
Creemos firmemente que hoy ya no se puede separar la tecnología de la consultoría estratégica. Nuestra fuerza reside precisamente en esta integración: por un lado, ofrecemos soluciones de software avanzadas que incorporan lógicas predictivas y modelos de inteligencia artificial; por otro, acompañamos a nuestros clientes en un camino de crecimiento digital consciente.
Por eso invertimos mucho en formación continua, en la personalización de las soluciones y, sobre todo, en la capacidad de escucha. Cada empresa es única, y la IA debe adaptarse siempre a medida.
¿Puede darnos un ejemplo concreto?
Recientemente acompañamos a una pyme del sector manufacturero en la adopción de un sistema de IA para optimizar su cadena de suministro. El resultado fue una reducción del 15 % en los costes logísticos y una previsión de la demanda más precisa. Pero el verdadero cambio se produjo en la mentalidad de la empresa: los datos pasaron a ser el motor de las decisiones, y no solo un informe posterior.
¿Qué competencias faltan todavía hoy para aprovechar realmente el potencial de la IA?
A menudo falta la capacidad de interpretar los datos con un espíritu crítico y consciente. Muchos confunden automatización con verdadera inteligencia. No basta con un informe generado automáticamente para tomar decisiones eficaces: se necesitan perfiles híbridos que combinen conocimientos técnicos y empresariales, y empresas dispuestas a invertir no solo en software, sino sobre todo en cultura digital.
La IA no sustituye la estrategia empresarial, la potencia. Por eso hacen falta formación continua, una visión clara y un fuerte sentido de la responsabilidad.
En conclusión: ¿puede realmente la IA marcar la diferencia?
Sí, pero solo si se pone al servicio de las personas. La IA no sustituirá a los consultores, sino que valorizará a quienes sepan usarla con competencia y conciencia. El futuro pertenece a quienes sepan combinar las competencias humanas con la inteligencia artificial, la visión estratégica con la flexibilidad operativa.
En una época en la que la tecnología avanza rápidamente, solo quienes sepan detenerse a reflexionar sobre el porqué y el cómo podrán realmente avanzar con fuerza. En este contexto, el papel de socios como COMED será cada vez más crucial: traducir el potencial de la innovación en resultados concretos, evitar los atajos y construir bases sólidas para una transformación digital sostenible y duradera.