Economía circular y responsabilidad social y medioambiental de las empresas: de estos valores éticos parte el proyecto empresarial de ACN Contract, una empresa innovadora con corazón verde que lleva más de 50 años en el mercado de la construcción y la ingeniería fotovoltaica. Fabrizio Aniello, Director de Operaciones y Fundador de esta empresa italiana de excelencia – un empresario con visión de futuro que en 2006 comprendió la importancia de centrarse en las energías renovables para reducir nuestra huella ecológica y preservar el futuro de nuestro Planeta – habla en esta larga entrevista de los retos de futuro que la empresa con sede en Latina está llamada a afrontar en un mercado cada vez más globalizado, competitivo y sostenible.

por Roberta Imbimbo

 


Dr. Aniello, ¿con qué misión nació ACN Contract? ¿Y cuál es hoy su actividad principal?
Fundada en 1975 con el objetivo de afirmar su liderazgo en el mercado de la construcción y renovación de edificios, en 2006 la empresa amplió su actividad principal a otras actividades estratégicas, invirtiendo importantes recursos en el campo de las energías renovables y, en particular, en la ingeniería fotovoltaica. Gracias a una visión de futuro y a un enfoque empresarial innovador, ACN Contract es hoy un importante punto de referencia para el desarrollo de sistemas fotovoltaicos a gran escala en toda Italia. Una excelencia totalmente italiana, orientada al futuro y con un corazón verde, que ha sabido y querido combinar los objetivos de crecimiento económico con una política de desarrollo sostenible.

¿Cómo?
Actuando con responsabilidad en varios frentes. De hecho, nuestra misión es producir energía limpia y reducir las emisiones de CO2, comprometiéndonos a lograr la Neutralidad de Carbono para 2050, con el fin de contener el dramático problema del cambio climático. Para alcanzar este objetivo tan ambicioso, ya en 2006 comprendimos la importancia de apostar por las energías renovables. Una elección ahora reforzada por la crisis energética mundial desencadenada por la invasión rusa de Ucrania, que ha empujado a muchos países a utilizar fuentes de energía alternativas para sustituir los suministros de gas natural que Rusia ha retenido del mercado. Sin embargo, nuestro compromiso con un futuro más sostenible ha ido aún más lejos, hasta el punto de crear las condiciones necesarias para dar una segunda vida a campos abandonados, descuidados o con matorrales. Adquiriendo terrenos abandonados pero aptos para el desarrollo de sistemas fotovoltaicos, estudiando su conformación y reanudando el cultivo de acuerdo con las características del suelo (un equipo cualificado de agrónomos indica qué producto debe cultivarse en cada parcela), ahora es posible lograr varios resultados, todos igual de importantes producir electricidad con plantas muy avanzadas, facilitando así la transición energética; utilizar el sistema agrovoltaico para valorizar el suelo dándole nueva vida (la fotovoltaica es, de hecho, un valioso aliado de la agricultura); dar más financiación a las explotaciones haciéndolas, en la medida de lo posible, también más innovadoras. El objetivo final debe ser una perfecta sinergia productiva en la que cultivos y paneles solares se influyan mutuamente de forma positiva, mejorando la calidad ecosistémica de los lugares.

¿En qué tipo de mercado opera? ¿Qué peculiaridades le distinguen de sus competidores?
Además de la experiencia y la profesionalidad adquiridas a lo largo de muchos años de actividad, de unos conocimientos técnicos altamente especializados y de un equipo joven y motivado de 70/80 personas, nuestra principal fuerza reside en nuestra capacidad para poder valorizar terrenos abandonados mediante la construcción de plantas agrovoltaicas de alto valor añadido. Hemos sido los primeros en Italia en demostrar que hoy en día es posible producir energía limpia y, al mismo tiempo, preservar la continuidad de las actividades de cultivo agrícola y pastoral en el lugar de la instalación, conservando la naturaleza agrícola de la zona sin afectar a la producción: tanto las células fotovoltaicas como el cultivo tienen, de hecho, en común la necesidad de captar energía solar, y de la intersección de las dos áreas es posible obtener un buen resultado sin consumir más tierra. La reticencia hacia las instalaciones solares es, pues, fruto de la ignorancia y, por tanto, totalmente injustificada. También y sobre todo, cuando se trata de la eliminación de las instalaciones. De hecho, los paneles están fabricados con materiales no tóxicos y reciclables (vidrio, cobre, aluminio y plástico) y, cuando agotan su función, pueden retirarse fácilmente y reciclarse en su totalidad, alimentando así la economía circular. Además, al conceder los permisos de construcción, estamos obligados a emitir un aval que garantice la correcta eliminación de todos los materiales utilizados. Se trata, por tanto, de una responsabilidad corporativa precisa para nosotros: siempre hemos estado atentos a nuestro impacto medioambiental, y a lo largo de los años hemos desarrollado nuevos modelos de desarrollo sostenible que potencian una cultura corporativa cada vez más consciente de su papel social y medioambiental, con el objetivo de preservar el ecosistema en el que vivimos. Se trata de un compromiso constante que también se apoya en innovaciones tecnológicas que a lo largo de los años han reforzado el corazón verde de nuestra empresa.
Son muchos los objetivos alcanzados en tantos años de presencia en el mercado. ¿Metas futuras?
Nuestra esperanza es convertirnos en productores directos de electricidad a partir de fuentes renovables para 2030, empezando por la producción autóctona de las propias plantas. Por último, pero no por ello menos importante, nos gustaría seguir creciendo en nuestro mercado objetivo, combinando innovación y desarrollo sostenible, y mirando siempre hacia el futuro, para anticiparnos de forma proactiva a las necesidades de un mercado en constante evolución.

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