Fundado en 1997, el Studio Legale Marchionni Romagnoli es una boutique jurídica de Foligno especializada en el asesoramiento y la asistencia extrajudicial y judicial (en todas las fases y niveles del procedimiento, hasta el Tribunal Supremo), en áreas específicas de especialización. Gracias a un equipo multidisciplinar altamente cualificado – cada abogado tiene experiencia profesional en una materia jurídica específica – es capaz de ofrecer a sus clientes un asesoramiento de 360 grados, altamente cualificado, fiable y estrictamente a medida, es decir, adaptado a sus necesidades específicas.  Su capacidad para afrontar con éxito todas las cuestiones jurídicas, poniendo su experiencia y conocimientos al servicio de las familias y empresas italianas, es una peculiaridad con un alto valor añadido que le ha permitido obtener en los dos últimos años importantes reconocimientos, como los prestigiosos Premios Le Fonti, como Boutique de Excelencia del Año 2023 en Derecho de Protección de Activos y Fideicomisos; también ha sido incluida en la lista de las diecinueve excelencias italianas en el campo del derecho de familia y sucesiones, el importante premio de Sole 24 Ore y Statista dedicado a las realidades italianas que se han distinguido especialmente por su crecimiento y profesionalidad. “Nuestra estrategia clave es ofrecer un asesoramiento jurídico a medida, rigurosamente cualificado y personalizado, mediante el establecimiento de una valiosa colaboración con el cliente”, afirma el abogado Massimiliano Romagnoli, que en esta entrevista nos habla de los instrumentos jurídicos destinados a proteger el patrimonio.
por Roberta Imbimbo

Señor Romagnoli, ¿qué importancia tienen hoy en día la planificación y la protección del patrimonio?
En Italia hay unos 16 millones de personas con deudas fiscales (la deuda total de los italianos con Hacienda supera los 950.000 millones, es decir, más de la mitad de nuestro PIB); cada año se subastan 130.000 viviendas, 309 al día, 13 a la hora, y cada día quiebran 27 empresas. Datos en mano, nuestro país avanza cada vez más rápido hacia el endeudamiento de los italianos. En este contexto económico y financiero, la planificación patrimonial desempeña un papel de primera importancia precisamente para proteger el patrimonio (preservándolo en el tiempo) de los acontecimientos negativos del mercado financiero, de la erosión de la inflación y de los imprevistos de la vida (pérdida del empleo, crisis de la empresa, problemas de salud). Nuestro objetivo prioritario es apoyar al cliente en la protección de su patrimonio y en la gestión de los posibles riesgos, partiendo de un análisis en profundidad de su situación patrimonial y de un mapeo de las potenciales causas de agresión, llegando a una verdadera y propia actividad de asesoramiento orientada a la elección de las mejores soluciones para proteger y transmitir su patrimonio en función de sus específicas necesidades personales.

Hoy en día existen varios instrumentos jurídicos -cada uno con sus propias peculiaridades- que permiten proteger y salvaguardar el propio patrimonio de los ataques de acreedores, bancos y autoridades fiscales. ¿Puede hablarnos del Trust?
Reconocido en nuestro ordenamiento jurídico con la ratificación del Convenio de La Haya de 1985, el trust es una institución jurídica de origen anglosajón, vinculada a la protección del patrimonio empresarial o personal, también con vistas al relevo generacional, por la que el poseedor de determinados bienes (el fideicomitente), mediante un acto inter vivos o mortis causa, tiene la posibilidad de separarlos de su disponibilidad, disponiendo de ellos. Los bienes separados son administrados por una persona, el fiduciario, para un fin lícito determinado a favor de una o varias personas (los llamados “beneficiarios”). Por lo general, se recurre a esta institución jurídica concreta para satisfacer la necesidad de protección y eficacia patrimonial, ya que los bienes transferidos al trust, al constituir un patrimonio distinto y separado del patrimonio personal tanto del fideicomitente como del fiduciario, no pueden ser atacados por sus acreedores particulares. Y así, quienes constituyen un trust lo hacen, por ejemplo, para retirar activos de sus actividades empresariales, para beneficiarse de una fiscalidad reducida sobre los dividendos percibidos de sociedades participadas por el trust, o para prestar asistencia a personas débiles (menores, interdictos o incapacitados) que no pueden administrar su patrimonio, para gestionar operaciones relativas a la transmisión generacional de un beneficiario a otro de activos materiales o inmateriales y, por último, para destinar los activos fideicomitidos a una iniciativa filantrópica. En definitiva, el trust es un instrumento jurídico dúctil y flexible que tiene un campo de aplicación muy amplio, también a raíz de la publicación de la Circular 34/E que puso fin a ciertos problemas interpretativos en el ámbito de la fiscalidad directa e indirecta.

El fideicomiso es especialmente eficaz en caso de transición generacional. ¿Por qué?
El 90% de las empresas italianas son familiares y generan el 80% del producto interior bruto. Sin embargo, muchas de ellas no sobreviven a la muerte del padre fundador y muy pocas llegan a la segunda generación, precisamente porque muy a menudo no se establece un relevo generacional adecuado. Precisamente para salvaguardar la continuidad de la empresa, hay que adoptar una estrategia precisa para que el relevo generacional no tenga un impacto negativo en la empresa, sino que se convierta en una oportunidad para transferir experiencia, conocimientos técnicos y valores empresariales a determinados herederos. De hecho, el fideicomiso permite al empresario evaluar adecuadamente la elección del sucesor, evitando que a su muerte se abra la sucesión legítima y la empresa caiga en manos que no sean capaces de gestionarla adecuadamente. De hecho, el empresario puede nombrar un fiduciario, encomendándole la tarea de gestionar y posteriormente traspasar la empresa a la persona que manifieste las características más idóneas para hacerse con el control del negocio. Desde este punto de vista, el fideicomiso es un instrumento ideal para planificar el traspaso generacional de la empresa en una perspectiva prospectiva; sin embargo, se trata de un instrumento técnicamente muy complejo, que debe manejarse con gran cuidado y atención; por ello, el recurso a profesionales experimentados, capaces de prestar servicios de alto valor añadido, en esta materia es de suma importancia.

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