Elio Chiavetta nació en Fiume cuando aún era italiana, en julio de 1944. Cuando, tres años más tarde, la Conferencia de Paz de París sancionó la cesión de esos territorios a la República Federal Socialista de Yugoslavia, se vio obligado a abandonar su lugar de nacimiento: su padre Giovanni, miembro de los Carabinieri, fue destinado al cuartel de los Carabinieri de Termine Imerese (PA). Y fue aquí donde Elio pasó su infancia hasta el posterior traslado de su padre. Tenía poco más de 15 años cuando él y su familia se trasladaron a Los Ángeles, California, donde comenzó sus estudios, primero en la Foshay Junior High School y más tarde en la Abraham Lincoln High School. Para cualquier italiano, asistir a una escuela estadounidense podía suponer todo un choque cultural, pero Elio no se desanimó: asistió a cursos especiales para aprender inglés y consiguió obtener notas muy altas, sobre todo en matemáticas y ciencias. Destacando entre muchos, fue admitido para asistir al curso de verano del profesor Edward Tel-ler, físico nuclear de origen húngaro-judío que ganaría el primer Premio Ig No-bel de la Paz en 1991, como padre de la bomba de hidrógeno (el primer ejemplar experimental fue detonado el 10 de noviembre de 1952 en el atolón de Enewetak, en el océano Pacífico (Operación Ivy)) y primer defensor de la Iniciativa de Defensa Estratégica. El camino de Helio ya está trazado, su pasión por la ciencia le guiará el resto de su vida. Así, decide matricularse en la Facultad de Ingeniería Electrónica de la Universidad del Estado de California. Al cabo de dos años, sin embargo, tuvo que interrumpir sus estudios. Convertido entretanto en ciudadano estadounidense, se alistó en 1965 como voluntario de las Fuerzas Aéreas en la guerra de Vietnam, donde pasó seis meses trabajando en sistemas de comunicación. Largos meses vividos intensamente bajo los bombardeos, en medio de las secuelas de las operaciones militares, entre un pueblo condenado al infierno en la tierra. Después de seis meses, fue enviado a Italia, a Montevergine, en la provincia de Avellino, donde fue destinado a la base de la USAF – Destacamento 22 – que formaba parte del Sistema MedCom 486L para las comunicaciones tro-sféricas de la red americana de sistemas nucleares estratégicos. En Avellino conoció a Lucia Spiniello, con quien se casó el 19 de octubre de 1967. Un año más tarde, el 23 de octubre de 1968, nació su hijo Giovanni. De vuelta a EE.UU., tras su permiso, retomó sus estudios y completó brillantemente su licenciatura universitaria en Ingeniería Electrónica. Su certificado de licenciatura está firmado nada menos que por Ronald Reagan, futuro Presidente de los Estados Unidos, pero en aquel momento Presidente de la Universidad Estatal de California. En Avellino conoció a Lucia Spiniello, con quien se casó el 19 de octubre de 1967. Un año más tarde, el 23 de octubre de 1968, nació su hijo Giovanni. De vuelta a EE.UU., tras su permiso, retomó sus estudios y completó brillantemente su licenciatura universitaria en Ingeniería Electrónica. Su certificado de licenciatura está firmado nada menos que por Ronald Reagan, futuro Presidente de los Estados Unidos, pero en aquel momento Presidente de la Universidad Estatal de California. En este momento comienza otra etapa de la vida de Elio. Poco después gana el concurso internacional de la OTAN como Ingeniero Jefe y es destinado al Centro de Entrenamiento Centralizado del Comandante Supremo Aliado en Europa, en Latina, donde toma posesión de su cargo el 5 de marzo de 1973. Una vez más, se distinguió por sus méritos: consiguió crear el primer grupo de entrenamiento de la OTAN en el campo de los cifrados utilizados para las comunicaciones secretas entre los mandos de la OTAN y las capitales de la Alianza Atlántica. Durante este tiempo, diseñó y dirigió el primer sistema informatizado para la formación de técnicos, operadores e ingenieros de sistemas de comunicación utilizados en el despliegue de las fuerzas militares de la OTAN en los teatros de guerra de Bosnia, Kosovo y Afganistán. Tras 34 años de servicio, dejó la OTAN el 30 de octubre de 2007 después de contribuir con docenas de publicaciones (clasificadas y no clasificadas) a la mejora de las actividades de adiestramiento de la Organización Internacional.
“Tenía ganas de empezar algo nuevo”, admite con sinceridad. Y así, tras fundar Chiavetta Aerospace con el objetivo de diseñar y construir un navegador estelar, decidió dedicarse a la sanidad y la salud de las personas. Como socio mayoritario y de referencia, asumió a tiempo completo la dirección única de Medical Pontino srl en Latina, un centro médico afiliado al sistema sanitario que incluye un laboratorio de análisis, diagnóstico por imagen y consultas externas especializadas. “Mi trayectoria vital me ha enseñado a poner a las personas en el centro de todo”.

Medical Pontino: una empresa fiel, leal y solidaria al servicio del paciente

Giovanni Chiavetta

Medical Pontino nació de una visión de futuro. La idea básica era transformar un pequeño centro de análisis, que más tarde se convirtió en ambulatorio, en una instalación de excelencia, capaz de garantizar servicios de máxima calidad a un precio razonable, al alcance de todos, incluso de las familias más pobres. Elio Chiavetta y su hijo Giovanni se hicieron cargo de la empresa en 1999. Desde entonces, el Centro de Diagnóstico Latina se ha convertido en un ejemplo de excelencia en el panorama sanitario nacional por la alta calidad, fiabilidad y exhaustividad de sus servicios. A lo largo de más de veinte años, ha conjugado negocio y ética, invirtiendo en innovación tecnológica y prestando servicios especializados de alto nivel, gracias a un personal médico cualificado y competente, capaz de asistir al paciente en todas las fases del proceso terapéutico. Una combinación perfecta de tecnología y profesionalidad, espíritu empresarial y ética, gracias a la cual esta virtuosa realidad ha podido centrarse en la promoción de servicios asistenciales cada vez más complejos, haciendo de la centralidad del paciente su valor fundacional. “La palabra clave de nuestro modelo empresarial es la responsabilidad hacia el usuario y la sociedad”, afirma con rotundidad Giovanni Chiavetta, Director Administrativo del centro, “una obligación que cumplimos tanto garantizando servicios de alto nivel como potenciando el papel social de la empresa, reforzando sus vínculos con el territorio”. De hecho, nuestra misión es maximizar la satisfacción del cliente, teniendo muy en cuenta el bien de nuestros pacientes, garantizando la alta calidad de los servicios que prestamos en cualquier circunstancia (un compromiso que requiere una inversión constante en profesionalidad y tecnología), y combinando siempre los negocios con la ética y el compromiso social”.

 

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